Entrevista a Marta García Casavieja (Gijón, 1989), atleta
“Me enfrenté a retos de la vida a los que jamás imaginé enfrentarme sola y maduré en medio de la selva entre leones y Masais”

¿Marta, qué significa para ti, correr?
Correr para mí es la búsqueda de un estado en el que pones tu cuerpo al límite para luego calmarlo en cuestión de segundos y que sólo quienes lo hemos alcanzado alguna vez con el deporte conseguimos entenderlo. Es un clímax sin sexo, es flotar, es un auténtico vicio sin drogas. Correr es amarte, es cuerpo. Yo soy correr.
¿A qué edad comenzaste en el Running?
Comencé nada más y nada menos que con 3 añitos, cuando visitando un campo de fútbol, donde trabajaba una tía, me pasé corriendo al menos media hora sonriendo como si fuera la niña más feliz de este planeta. Tras ese día mi madre tuvo la grandiosa idea de apuntarme a una carrera popular en Gijón, que terminé en primera posición. Ese fue el momento que el atletismo me enganchó para siempre.
Eres especialista en asfalto, pero ya has probado en el Trail, ¿qué tal tu experiencia?
Si no me equivoco las ganas de probar el trail comenzaron en uno de los que tú organizas. Ponga fue el lugar que despertó esa curiosidad y deseo de probar algo nuevo. Recuerdo que tras ser voluntaria entregando el agua para tus corredores bajé rodando 8 km hasta Ponga, donde el paisaje, las sensaciones y el disfrute fueron simplemente indescriptibles. Me sentí volando mientras bajamos del Parque Natural de Ponga hasta el pueblo, rozando las montañas a la vez que acariciaba las nubes. Sin duda, ese momento me devolvió el deseo y ganas de volver a correr de una manera diferente, así que sin dudarlo, participé en mi primer trail en Avilés, donde disfruté como una niña del bosque, pero sobre todo de los olores de la naturaleza, de nuestra naturaleza. Una nueva forma de conocer mi lado oculto de Asturias.
¿Tu mejor recuerdo de una carrera?
Mi mejor recuerdo es mi primer Campeonato de España de 1500 de pista cubierta en Valencia, donde fui segunda de España. Recuerdo cada momento, tanto antes, durante, como después de la carrera, y aún a día de hoy se me ponen los pelos de punta y me emociono muchísimo recordando lo que viví en ese campeonato.
¿Y una anécdota?, seguro que tienes alguna…
Me cuesta escoger una en concreto porque son muchos años en la pista y en el asfalto. Pero sin duda me quedo con el “tilín, tilín” de la campana de última vuelta.
Tenía una compi de equipo que en los entrenos siempre me decía: ¡vamos, Marta, última vuelta! mientras hacía ella el “tilín, tilín” imitando el sonido de la campana que para entrenar no usamos, pero sí para competir. Seguro que más de una sabe de quién hablo y le sale una sonrisa recordando este momento.
Marta, te conozco un poco y sé que eres una muy buena persona. Uno de tus rasgos, sin duda, es esa sensibilidad con los niños de esos países más desfavorecidos. Cuéntanos, ya has estado muy lejos de casa, colaborando…
Un día fui una verdadera soñadora, una adolescente llena de aspiraciones. Incansable de enfrentarme a los retos de la vida. Cerré los ojos y me pregunté qué quería hacer con mi vida, cuál era mi verdadero sueño y acabé dejando 2 años y medio de trabajo y lucha pensando en que ayudaría a muchos niños a cumplir sus sueños. Me equivoqué totalmente. Ellos hicieron mis sueños realidad. Me enfrenté a retos de la vida a los que jamás imaginé enfrentarme sola y maduré en medio de la selva entre leones y Masais. La vida se transformó. Esa niña ambiciosa se convirtió en una mujer simple que aprendió a valorar cosas que jamás había valorado y que desarrolló una sensibilidad que a día de hoy me cuesta asimilar. Me encanta lo que hago, aunque a veces, supongo que como todos, me cuestiono si me gustará hasta mi jubilación al menos.
¿Y ese nuevo proyecto?
ACNUR surge de la más simple de las casualidades. No he pasado el periodo de prueba de 3 meses en mi último trabajo, decidiendo por eso venirme a casa y buscar un trabajo aquí. Hice una entrevista, a algún loco, “loco de ACNUR”, le he gustado y aquí me tienen, despertando mis mejores proyectos y el mejor lado de mi corazón. Me encanta la calle, me encanta lo que la gente me cuenta, y aunque muchas veces no consigo el objetivo para el que realmente trabajo me vuelvo a casa satisfecha de las pedazo de lecciones que me está dando cada persona de Asturias.
Os animo a tener una conversación con cualquier persona de ACNUR e intentar ver la realidad de lo que hacemos. Aún sigo siendo Dulces Lessons porque es mi mejor proyecto de vida, pero estoy segura de que ACNUR Y DULCES LESSONS harán grandes cosas juntos, que prometo llegarán pronto aunque aún no te pueda contar más. Lo único que sé, es que TODOS los refugiados se verán beneficiados de algo grande.
EN CORTO
- Un libro: “The Women of the Moon”
- Una película: PK
- Un actor: Will Smith
- Una actriz: Anne Hathaway
- Un sueño: Dulces Lessons
- Un viaje: Tanzania
- Un lugar para vivir: siempre Gijón, pero no me importaría vivir en Oxford o en Iringa
- Tu plato favorito: benedict eggs, aunque amo los huevos en todas sus especialidades. Uno poco cocido con un poquito de sal, también me hace feliz